30 minutos de pensamientos paralelos y un encuentro. Parte II

lunes, 30 de marzo de 2015


24 minutos: las calles solitarias, pasan una tras otra desdibujándose, la adrenalina aumenta en cada esquina, el corazón late con fuerza.
-       -¿Qué te pasa? ¿Estás asustado?
-        -¡No! responde él parcamente.
La rabia no se le ha quitado, todavía recuerda los verdugones de la madre, las lágrimas de ella al borde de la cama, los morados, y la ropa rota, los ojos rojos de la hermanita, mirándose en el espejo y diciendo: 
- “No soy mala, no soy mala…”
23 minutos: la rabia le sigue subiendo y de pronto en un arrebato le dice al compañero:
-        - Devuélvete…
-        -¿Qué pasa?, dice él.
-        - Que hay una rata que tengo que liquidar, ¿entiendes? es la única forma.
-       - Bueno pero eso no estaba en el trato”, lo interpela.
-       - No importa vale, yo cargo con ese rollo, tú tranquilo.
22 minutos: el frío de la noche aumenta, se acomoda la chaqueta, el otro traduce por el silencio el ánimo del compañero, estaban cerca, puede predecir las conclusiones sin haber llegado.
21 minutos: cerca se ve una pared donde está escrito “María te amo x siempre” y luego del otro lado “María…” y un montón de palabras infames. María, María, la que no supo responder a los cumplidos “del Paisa”, María la que se alejó con asco al ver su sonrisa amarilla, María la que pensó que tenía que aspirar a más  y llegar lejos, como su mamá siempre le decía. María la que amaneció en la acera con los ojos abiertos al cielo y las manos perdidas en el asfalto, como si pudiera volar, no más lejos que 7 cuadras de su casa. 
20 minutos: La moto se apaga, los pasos rabiosos se precipitan por las escaleras, la mano sudorosa, temblando de miedo y de cólera, la mano que toma la puerta, que arrebata con ira, que arranca a la madre de la cama donde yace con el hombre que acaba de helarse de pavor.




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