¿Qué piensas?

viernes, 31 de octubre de 2014


 
¡Queremos leer tus opiniones y experiencias! Comenta acerca de tus pensamientos, reflexiones e ideas.  

La vida está formada por esos  pequeños momentos, que son las piezas con las cuales podemos construir los grandes sueños.

Cuéntanos de ti.

Cocinando tu propia receta






  El cocinar es uno de los grandes placeres de la vida, escoger el ingrediente específico, añadir las especias adecuadas, cada fruta y vegetal, cada color uniéndose en una mezcla especial, que tú estás construyendo, quizás no sepas a donde te puede llevar, pero disfrutas ese proceso.

  Muchas veces nos vemos en esa disyuntiva de “Qué receta vas a usar”, al parecer para que una comida quede bien debes medir y usar una receta, y yo como persona que siempre busca el equilibrio siento que hay momentos para usar recetas probadas y comprobadas… pero hay momentos en que las recetas se quedan cortas y es hora de hacer tus propias creaciones.

  Como un gran chef puedes crear, mostrar algo maravilloso, añadir tus propias variantes, colores, mezclar la parchita con el aceite de oliva ( talentos, recursos, ideas) y hacer un gran aderezo que tú y otros puedan degustar y disfrutar.

  Nuestra vida puede ser esa gran receta original, propia y única, que aporte gusto, color, textura, a nuestra vida y la de los demás. Por eso sé original, si tienes o conoces una receta (forma de hacer las cosas en tu vida) y es válida para ti, puedes seguirla, pero siempre añade tu propio toque  creativo, o si decides aventurarte lanza la receta por la ventana y haz una nueva, atrévete a ser la propia o el propio chef de tu vida.


“Todos los días se presenta una gran oportunidad para aportar tus propios sabores a la existencia”

¿Qué piensas?

domingo, 26 de octubre de 2014


¿Qué piensas?
¡Queremos leer tus opiniones y experiencias! Comenta acerca de tus pensamientos, reflexiones e ideas.  

La vida está formada por esos  pequeños momentos, que son las piezas con las cuales podemos construir los grandes sueños.

Cuéntanos de ti.
Un puente hacia el infinito






   Hay abismos que nos separan del lugar a donde queremos ir, a veces sentimos que justo cuando pensabas que era el momento de llegar a tus metas o sentías estar  en el camino correcto, te encuentras con ese gran abismo  alejándote de tu sueño.

   ¿Qué haces ante esa situación? Hya varias opciones: podemos quedarnos allí, rodear por otros caminos que conduzcan a ese lugar o construir un puente que logre pasar por encima de ese espacio (temores, dudas, carencia de herramientas)

   Construyamos un puente que pase por encima de los obstáculos, uno que nos permita llegar al infinito, allá donde nuestros sueños se hacen realidad, cómo lo haremos, con los materiales que tenemos a la mano, lo importante no es cuáles sean, sino cómo los usemos, siempre con respeto y con base a estrategias éticas.

   De las piedras han salido las grandes esculturas, “sólo hay que sacar el material que sobra y dejar la forma que está dentro” decía Miguel Ángel. 

   Tú eres el único que puede hacerlo, decides cuándo, dónde y cómo. 

   Construye el puente a tu gusto, hacia donde quieres, ¡tú puedes! Vamos ese abismo pronto quedará atrás.

“No importa las herramientas que tengamos, sino que sepamos usarlas de la manera correcta y en el momento oportuno”

Ella y yo

sábado, 25 de octubre de 2014


Y yo miraba aquel rostro mudo, que me correspondía con sus ojos vacíos, inspirándome  temor, sus hermosas facciones iban volviéndose grandes manchas que jugaban con el papel y el tiempo sobre esa vieja estampa.
Era un ser sin nombre, al menos para mí, y cada vez que pasaba frente a ella no podía evitar dirigirle mi mirada, sabía robarse mi atención, aunque no puedo decir que me simpatizara, todo en ese ser me era extraño: las delgadas cejas que enmarcaban sus ojos azules, esos labios delgados siempre pintados de rojo que parecían  guardar un secreto, y ese espejo en el que habitaba… retribuyendo mi reflejo, lleno de mis indígenas ojos tristes.
Siempre me dijeron que todos teníamos la mirada así, que era nuestra raza, llena de historias… y claro, yo tenía las mías, pero llenas de preguntas con respuestas inconclusas, estaba allí sin saber el porqué, día tras día sintiendo el aroma del limón dulce, en esa casa de grandes árboles, saturada por el olor de la menta, la ruda y la albahaca.
 Pero ella también parecía afligida, a pesar de su hermoso y plisado vestido blanco, de su belleza y el lugar glamoroso donde parecía desenvolverse. Después de todo no éramos muy distintas, dos miradas melancólicas encontrándose a miles de kilómetros de distancia, a décadas de lejanía, pero unidas por un sentimiento… la soledad.



Para: Marlene Dietrich, Der blaue Engel (El Ángel Azul)